Les confieso que este artículo surge gracias a una sesión de coaching que generó un antes y un después, “incomodarse, divino placer”, y cada vez hace más sentido en mí, y espero que al final de la lectura en ustedes también.

De lo que voy a hablar puede ser no tan usual, no tan polite, es sencillamente darle la bienvenida a la incomodidad, a permitir que en nuestras vidas la incomodidad surja su efecto.

Comúnmente, las personas suelen decir frases como: “Si no te sirve, sal de eso”, “lo que no sirve, estorba”, “la vida es tan corta, para que sufrir”, “lo único cierto es el cambio” y muchas veces hemos caído en que todo debe ser fácil y sencillo. Y qué delicia si así lo es; solo que pareciera que se ha dejado atrás conceptos que implican exigencia, perseverancia, paciencia, contención, no soltar, permanecer, dar la cara, o mirarnos a nosotros un poco más y ver qué podemos hacer diferente que no hemos hecho aún.

Y lo que expreso, es mi opinión, resultado de las diferentes interacciones en los talleres, salones de clase, sesiones de coaching, donde veo a las personas con miedo al compromiso, a tener que “renunciar” a la libertad. Y digo entre comillas porque pareciera que comprometerse es dejar de ser libres y entonces las personas prefieren no incomodarse y seguir como están, saltando como las liebres de una nueva relación a otra, para seguir siendo libres y este es tan solo uno de muchos ejemplos.

A nivel laboral, las personas que están trabajando no desean echar raíces, se dicen así mismas: “para que voy a dar la pelea, si dentro de poco me voy”, o frases: “esta no es mi empresa”, “la vida es para pasarla bueno”, y así dejan de dar su 100%.

En el colectivo del mundo, pareciera que ya no se habla más del concepto de trabajo para toda la vida. Las personas no quieren ataduras ni en el amor ni en el trabajo. (“5 ideas de Zygmunt Bauman que retratan a la sociedad moderna – Hipertextual”) Para las empresas, por su parte los empleados son cambiantes, sin embargo buscan personas que se reinventen todo el tiempo y que puedan viajar a otra ciudad cuando sea necesario; Personas que lo den todo en el trabajo aun sabiendo que pueden ser reemplazadas en cualquier momento si no cumplen con las expectativas. Entonces, mutuamente empresa y empleado se desentienden y prefieren ambas partes no comprometerse eligiendo literalmente NO incomodarse, ignorando un poco en el círculo vicioso en el que están y en el impacto que está generando en todos.

En ocasiones tanto empleados como empresa no tienen un norte que incluya el cuidarse los unos a los otros, o de generar un camino, un hacia ALLÁ, que los integre.

Puede que en algunos momentos sea necesario e inminente un cambio. En tu caso específico, ¿Que tanto te permites la incomodidad en tu vida? Si lo haces, ¿En qué áreas lo has realizado, o lo estás realizando?, ¿Dejaste todo atrás o tiraste la toalla por no querer sentir molestia, porque has venido diciéndote que no te gusta confrontar y por eso evitas y dejas de incomodarte?, ¿Prefieres no tener esa conversación importante porque mejor no tener problemas y para que incomodarse?

Si a ti no te pasa esto, te felicito, porque muchas personas que van a consulta están pasando por esta situación y pareciera que hay un despropósito en la actividad diaria que realizan.

Cuando nosotros hacemos “un pare” en nuestras vidas para reconocer que hay algo que no genera en nosotros plenitud o satisfacción, cabe hacernos la pregunta: ¿Qué es lo que quiero que pase en mi vida?, ¿Qué necesito desafiar de mí? ¿qué pasaría si lo hago?, ¿Qué tan dispuesto estoy a incomodarme para lograr ese resultado que deseo?

Sucede con frecuencia que es muy fácil soltar, abandonar, no exigirse cuando no hay un PARA QUÉ que guíe el camino.  De ahí la importancia de un propósito que nos acompañe.

Cuando en cada uno de nosotros logramos reconocer que ese cambio en nuestras vidas va a lograr un bien máximo y superior las acciones que se propongan no van a tener el calificativo de fáciles o difíciles, sencillamente las vas a realizar porque tienen un motor, tienen un motivo, un para qué, así que te invito a quien me está leyendo hoy, que si hay algo en tu vida que quieres desafiar: Comprométete y si aún no tienes claro si vale la pena o no desafiarte pregúntate: ¿actualmente con mi forma de actuar logro lo que quiero? Respóndete sí o no.

Incomódate sencillamente por el placer de cuidar lo que te importa en tu vida, y si crees que esta conversación requiere más profundización porque no aun no logras avanzar como lo esperas, te invito a que me escribas a mi correo o al WhatsApp y que en realidad cumpla este artículo su cometido.

 

Un abrazo, feliz día